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miércoles, 8 de abril de 2015

La increíble arrogancia de los economistas


Los economistas son constantemente criticados por no atinarle a las crisis, las cuales muchas veces suceden sin previo aviso. Algunos los critican de ser arrogantes, leyéndose y celebrándose entre ellos mismos, ignorando al resto de los científicos sociales. Los críticos mas severos los acusan de ser ignorantes perversos, recomendando políticas económicas sin buenos sustentos.

Una investigación reciente pareciera darles la razón a dichos críticos. La revista â??The Journal of Economic Perspectivesâ?? informa que el 77% de los alumnos de doctorado en economía en Estados Unidos opina que â??la economía es la ciencia social más científicaâ??. El escritor Moisés Naim publicó recientemente (28/III/15) en el diario El País de España su artículo â??La fraudulenta superioridad de los economistasâ??, argumentando que los economistas son arrogantes y que su â??incapacidad para ofrecer soluciones para la crisis económica mundial revela que su instrumental teórico necesita urgentemente una inyección de nuevas ideas, métodos y supuestos sobre la conducta humanaâ??.

¿Qué hay detrás de todas estas críticas y ataques? Y ¿Es la economía más científica que las otras ciencias sociales?

No es que los economistas no puedan predecir o prevenir las crisis, lo que hacen es avisar sobre la probabilidad que suceda una crisis y la manera de cómo evitarla. Cuando tienen éxito, evitan la crisis, o disminuyen su intensidad.Sin embargo, hay crisis que son totalmente impredecibles, los cisnes negros de la economía. Las crisis económicas suceden por lo incierto de la conducta humana y por lo aleatorio de la operación de los mercados.

Tal y como no se puede culpar a los policías por los crímenes de los delincuentes, tampoco se puede culpar a los economistas por las consecuencias catastróficas de los abusos de los políticos, gobernantes o banqueros. Culpar a los economistas por la crisis hipotecaria o la crisis griega, es como culpar al sol, la luna, o a los dioses del Olimpo. La culpa la tuvieron los gobernantes, autoridades regulatorias, políticos y banqueros corruptos e ineptos, precisamente los mismos que tienen el poder para alejar la culpa y traspasársela a otro grupo de la sociedad.

Todos los estudiantes, independientemente de que sean de economía, sociología o ciencias políticas van a pensar de que su disciplina es la más importante e interesante, es por ello que la escogieron en primer lugar. Citar su opinión acerca de la importancia de su especialidad respecto a las otras para luego acusarlos de arrogantes es peregrino e infantil.

¿Qué cuál es el mejor enfoque para resolver y evitar los problemas económicos? No me cabe la menor duda de que el mejor enfoque es el interdisciplinario, puesto que los problemas económicos son tan sólo manifestaciones de los problemas políticos, psicológicos y sociales de una sociedad y de los desafíos que se generan cuando los seres humanos trabajan para crear riqueza y distribuir el ingreso.

No obstante, hay que reconocer que en toda disciplina siempre habrá un grupo de practicantes que prefiere alejarse de lo útil para favorecer el enfoque egocéntrico y pseudo elegante. La economía ha atraído a muchos estudiantes de otras disciplinas, en especial de la física y las matemáticas. Los modelos matemáticos son mucho más elegantes que los económicos, y mucha gente piensa que los primeros definen a la nueva economía. Eso no es el caso. La precisión en la economía no existe, lo que existen son buenas o malas direcciones.

No solamente hay una disciplina económica, existen varias y por lo tanto varios enfoques. La macroeconomía es diferente a la microeconomía. La economía positiva, aquella que trata de explicar los problemas actuales, es muy diferente a la economía normativa, aquella que trata de diseñar los mejores sistemas del mañana.

Las críticas generalizadas contra los economistas tienen un poco de verdad y mucho que no lo es. Los economistas no son los culpables de las crisis sino los gobernantes que adoptan medidas económicas contrarias a los principios del mercado y de la empresa privada. La economía es demasiado importante para dejarla en manos de políticos comprometidos con su propio interés, o el de su partido, o con ideologías que solo sobreviven en los países más corruptos, autoritarios y atrasados del mundo.

El verdadero problema no es si los economistas son más o menos arrogantes que los otros científicos sociales, o si son de izquierda o de derecha, el verdadero problema es que hay economistas que sirven y hay economistas que no. En otras palabras, hay economistas buenos, mediocres y malos. Yo, como economista, siempre he pretendido servir y ser de los buenos. No sé si lo he logrado, pero lo sigo intentando.

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